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Procedan.
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En interés de mi cliente,
pariente del difunto Sr. Martin W. Semple,
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no permitiremos que tal fortuna
sea derrochada por una persona
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cuya incompetencia y anormalidad
probaremos con toda seguridad.
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Tengo una serie de artículos
escritos por una periodista,
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testigo de su conducta
desde que llegó a Nueva York.
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Cuenta que, mientras conversaban,
se puso a tocar la tuba,
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y que agredió sin motivo
a varios de nuestros insignes escritores.
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Yo mismo, alarmado por sus desvaríos
y temeroso de sus arranques,
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rechacé la oportunidad
de convertirme en su abogado.
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Esta periodista,
que ha sido citada como testigo,
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presenció cómo cortó el tráfico una hora
para darle donuts a un caballo.
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Tenemos fotografías
que confirman el episodio
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y otras en las que sale subido
a un coche de bomberos.
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Estas acciones no parecen propias
de un hombre
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al que se le confía la suma
de 20 millones de dólares.
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La autora de estos artículos,
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una profesional
de integridad reconocida,
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sentía tal desprecio por ese hombre
que le apodó Ceniciento.
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Han venido testigos
desde Mandrake Falls
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que nos hablarán de su conducta
durante toda la vida,
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probando que su inestabilidad mental
no es ni reciente ni transitoria.
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Otras personas nos hablarán
de su inusual comportamiento,
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cuando invitó a las más grandes
figuras del mundo musical
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y las echó a la calle
sin ninguna consideración.
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- A ver si puede explicarlo.
- Sí.
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Recientemente, estando bajo observación
en el hospital del condado,
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no sólo se negó a que le examinaran
los psiquiatras del estado,
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sino que les atacó violentamente.
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En estos tiempos, con un país aquejado
de problemas económicos
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y con el peligroso trasfondo
del descontento social,