:31:02
- ¿Qué hace usted con mi agenda?
- La he cogido para hacer una baraja.
:31:06
No he visto mayor
impertinencia, abrir mi bolso.
:31:08
Estaba abierto. ¿Y si echáramos
una partidita de póquer?
:31:10
- Me parece estupendo.
- ¿Juega usted?
:31:13
- ¿Con su baraja, encanto?
- Vamos a ver, ¿qué nos jugamos?
:31:16
- ¿Un dólar como máximo?
- Basta para empezar.
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- La carta más alta es mano.
- Muy bien.
:31:23
Usted.
:31:32
- Por curiosidad, ¿qué son esas letras?
- Iniciales de amor.
:31:35
- Veo que cree en la publicidad.
- Abierto.
:31:38
Nunca he entendido esa costumbre
de convertir el torso en un anuncio.
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- Paso.
- Tres cartas.
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Debo decir sin embargo que demuestra
una exquisita delicadeza tatuando...
:31:49
...sólo las iniciales, sin publicar
las direcciones y números de teléfono.
:31:51
Abierto.
:31:54
- Nueves.
- Reinas.
:31:56
A ver cuántas ahí. Una,
dos, tres, cuatro, cinco.
:32:00
Recuérdeme que el enseñe
le resto en otro momento.
:32:02
Usted da, hijo mío. Pero empiece
por las de arriba, por favor.
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Así que sus compañeros de juego
reparten las cartas por abajo.
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Bueno, sólo era una broma.
:32:09
Nunca creí que lo pudiera resistir, me
desmayaba al ver una gota de sangre.
:32:13
¿Y usted por qué se alistó
en la marina mercante?
:32:16
No lo sé, nunca había pensado en ello.
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Supongo que será porque vivía en
Greenwich, había un río y barcos...
:32:24
Pues yo es la primera vez que
embarco. Nací y crecí tierra adentro.
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A veces cuando el viento sopla y agita
el trigo, es algo así como el mar.
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No es mala la vida del marino mercante.
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Excepto por los submarinos. Pero
al final se acaba uno acostumbrando.
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Aunque la primera vez el
susto es de muerte, ¿verdad?
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Me alegro de que torpedearan el barco.
:32:48
Mi querida señorita,
¿qué cosa se le ocurre?
:32:52
- ¿Pero qué está usted haciendo?
- Es que la venda me aprieta mucho.
:32:56
Déjeme a mí.