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como nuestra princesa María
deba morir, ¿no?
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Doña Clara,
¿cómo cree que sea él?
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¿Apuesto? ¿Alegre? ¿Gentil?
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Debe de ser
un joven muy agradable.
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Claro que no lo será.
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Será rico, gordo y calvo
con tantas papadas como mansiones tiene.
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- No debe pensar en esas cosas.
- Lo sé, lo sé.
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Es un matrimonio
por conveniencia política.
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- Usted es la princesa de España.
- Pero también soy una mujer.
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Pero primero es
la princesa de España.
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¿Tardará todo el día
en arreglar ese arnés?
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Hago lo que puedo, señor,
con las herramientas que tengo.
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Apresúrese.
No quiero pasar la noche aquí.
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Más demoras.
¡Qué viaje!
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Un arnés roto,
un calor insoportable, polvo...
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y, para colmo de males,
esta ridícula farsa.
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De Chandre, insisto
en que se cambie de inmediato.
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Dije que lo haré cuando lleguemos
a la frontera española.
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Por el momento, hace mucho calor
y estoy muy cómodo.
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Así es.
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¿Tienen una correa
para prestarnos?
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Creo que sí.
Fíjate debajo del asiento, chico.
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¡Beaucaire, qué belleza!
¡Qué ángel! ¡Es un sueño!
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¿Qué esperamos? Creo que usted le gusta
a la del sombrero grande.
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¡Continuemos!
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Se les rompió el arnés, señora.
:28:59
¡Dije que continuáramos!