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- Cariño.
- Estoy bien.
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- Cálmate, chico.
- ¿Cómo es que tiene un arma?
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¿No registran las habitaciones?
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Es una casa de reposo, no una cárcel
o un asilo. Dale algo de agua.
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- Y unas granadas de mano para jugar.
- Es el arma del crimen.
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- Ha confesado matar a Tommy Drake.
- Ya.
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- Me llevo eso.
- Un momento.
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Esto podría interesar a la policía. Vamos.
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- Sí, quiero llamar a Nueva York.
- ¿Por qué te molestas en llamar?
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- Estaremos en casa en dos horas.
- Quiero oír a mi hijo.
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Por un momento,
pensé que no la oiría más.
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- Hollis no parece un asesino.
- Quizá no lo sea.
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- Lo confesó, incluso me quiso disparar.
- Por un gran error.
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- ¿Qué quieres decir?
- Digo que en su estado...
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no le acertaría a un elefante.
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Y Tommy Drake recibió un disparo
en el centro del corazón.
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- ¿Cuándo confesó?
- Los tarados intentan engañar.
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Y, por la misma regla,
tú puedes engañarlos a ellos.
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Y tengo el presentimiento
de que Fran Page conocía al tarado.
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Por eso fue asesinada.
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Ya.
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Sólo tienes que confesar
para probar tu inocencia.
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Sí, quiero llamar a Nueva York.
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¿Hola?
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Hola, Sra. Charles.
Vengo a hablar con su marido.
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No, no puedo
hablar con él por teléfono. Esperaré.
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- ¿Puedo hablar con ella, por favor?
- ¿Bertha?
1:04:40
- Sí, está aquí.
- ¿Puedo hablar con ella?
1:04:47
- Hola, mamá. ¿Cuándo vuelves a casa?
- Hola, cielo.
1:04:50
Me temo que hoy tampoco llegamos
para la cena.
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Sí. Puedes quedarte despierto
hasta las 21:30.
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Te daremos un beso al llegar a casa.
1:04:59
Dile a Bertha
que llegaremos en unas horas.