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Ningún autor del mundo
podría haberme hecho creer
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que esto sucedería entre dos adultos.
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Adiós, Margo.
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¿Bill?
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¿Adónde vas?
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¿A buscar a Eve?
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De pronto, eso lo hace creíble.
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Lloyd.
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- Lloyd, ¿qué ha pasado?
- Estoy hasta aquí, eso ha pasado.
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De todas las estrellas
presuntuosas, histéricas...
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- Margo otra vez.
- Y otra, y otra.
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- Dos horas tarde a la audición.
- Para Margo, eso es puntualidad.
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Y luego el número infantil de que
no sabía que Eve fuera su suplente.
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- Es posible que no lo supiera.
- Lo sabía.
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Addison le contó lo perfectamente
que Eve había leído el papel.
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Karen, deja que te hable de Eve.
Lo tiene todo. Es una actriz nata.
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- Sensible, comprensiva, joven, emocionante.
- Te quedarás sin adjetivos, querido.
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Todo sobre lo que un autor
quiere escribir cuando empieza,
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hasta que la obra se convierte
en un vehículo para Margo.
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A Margo no le ha ido mal así.
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Margo es genial.
Lo sabe, ése es el problema.
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Puede hacer de El incomprendido
todo lo que quiera. ¿Quién la para?
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¿Quién le da esa patada
en el trasero que necesita y merece?
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Va a ser un fin de semana muy agradable.
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- ¿Qué?
- Mañana nos vamos al campo.
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Los cuatro. Bill, Margo, tú y yo.
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Bueno, no será el primer
fin de semana en el que nadie habla.
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Asegúrate de guardar bien
todos los objetos contundentes.