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¿Hay americanos en Las Piedras?
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Pues claro, si hay petróleo
no andan muy lejos.
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Su empresa se llama La Soc.
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Tienen el campamento ahí al lado.
Ellos sí que están organizados.
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Con sus barracones, su cantina,
su cementerio.
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Todo prefabricado.
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O'Brien pasa una vez a la semana
a ver que todo esté en orden.
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¿O'Brien? ¿Bill O'Brien?
¿Uno recio?
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¿Lo conoces?
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¡Claro que sí! Traficamos juntos
en Guayaquil en el 32.
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Perdón.
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Eso lo cambia todo.
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Lo siento, contigo no.
No puedo.
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Tienen tu historial en la central,
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te echarían a las tres semanas
y a mí también.
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Mira, amigo, necesito pasta.
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Y cuando necesito pasta ya sabes
que no me reconozco ni yo.
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- Así que ojo.
- Ya lo sé.
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Bueno.
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Estamos a 1500 km del oleoducto.
Una tubería es frágil.
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Dos o tres petardos
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harían mucho ruido.
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Y si los polis me echaran
a mi la culpa...
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Se acabó la suerte. Pasaporte.
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En otro sitio tendrías razón,
pero aquí no.
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Aquí se encargan ellos.
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Fíjate.
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Esos tíos son malos.
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Muy malos.
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Hacen lo que sea porque
no tiene riesgo.
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No te preocupes por mí,
ahora soy el jefe.
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Por cierto,
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aquí somos amigos, pero delante
de los demás llámame Sr.
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¿ Entendido?
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- Adiós, Sr. O'Brien.
- Hasta luego, Jo.
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Está chungo, ¿eh?
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De momento, pero la suerte
tiene que cambiar.
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No puede ser que no haya pasta
para pillar en ningún sitio.