:23:05
Se va, sin más.
:23:07
No se preocupe. Yo soy de los troncos
que se quedan en aguas tranquilas.
:23:15
Vamos, Polly.
Te estás perdiendo el espectáculo.
:23:18
Aquí estamos en primera fila.
:23:23
Mira eso.
Hay colores que ni sabía que existían.
:23:27
- Éste es mi marido, Sr. Loomis.
- Hola.
:23:30
- Tiene usted una esposa encantadora.
- Bueno, no está mal por el momento.
:23:35
Hola.
:23:38
Será mejor que nos vayamos.
:23:46
- ¿Qué es esto?
- Es un Maxwell de 1907.
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Hay maquetas para todo tipo de modelos.
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Queda bien sobre la chimenea,
para los que la tengan.
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- Qué bonito.
- Lo será si no lo estropeo.
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Normalmente, lo estropeo todo.
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- No sea tonto.
- Últimamente lo hago.
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Todo lo que toco,
desde que fui a Duluth.
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La conocí en una cervecería enorme.
Ella era la camarera más solicitada.
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Sería su modo de dejar
las cervezas sobre la mesa.
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Yo tenía un rancho de ovejas.
Al poco, las ovejas o yo nos volvimos bobos.
:24:24
Aquel invierno murió la mayoría.
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- Todo el mundo pasa malas rachas.
- Eso no lo justifica.
:24:30
Se lo alquilé a otro ranchero,
y pasó inviernos peores sin pegas.
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A ella le aburría el rancho. Pasábamos
la mitad del tiempo en bares y clubes.
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Después, fracasé en un par de empleos.
:24:46
Luego, Corea. Fui para probar
que era lo bastante joven.
:24:49
¡Y me enviaron a casa
con fatiga de combate!
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¡No me digan que no puedo
estropear un Maxwell de 1907!
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No ha servido de nada curarle.
A usted le gusta sufrir.