:51:00
¡Dámelo!
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¡Dámelo!
:51:10
Sé bueno.
:51:12
Evangelista.
:51:14
Evangelista.
:51:18
Evangelista.
¿Me vendes un queso?
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No me llamo Evangelista,
me llamo De Santis.
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Me han dicho que te llamas Evangelista
y que vendes queso.
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No, soy de la religión evangelista.
Nada más.
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¿Y qué hacéis?
:51:31
Nada, sólo observar
los principios del Evangelio.
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¿Vas a venderme el queso?
:51:35
Yo no vendo queso,
pero si quieres uno te lo doy.
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¿Qué le pasa a esta?
:51:45
Hace eso porque cada vez
está más enferma.
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- ¿Qué pequeño es?
- ¿Quiere dos?
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- ¿Cuánto cuesta?
- Mil cada uno.
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- ¿Son de oro?
- Es mejor que el oro. Es queso.
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El oro no se puede comer,
el queso sí.
:51:58
¿Qué dice el Evangelio
cuando oye estos precios?
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Si no quieres no te lo lleves.
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Antes con este dinero
se podía comprar una casa.
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Cálmate, hermana, cálmate.
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Si lo compras a mi precio
discutirás conmigo,
:52:10
y si yo te lo vendo al precio
que tú dices, discutiré contigo.
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Y el Evangelio quiere
que los hombres nos amemos.
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- Ya basta de tonterías.
- Calma, hermana.
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Si quieres un cordero para Navidad
podemos hacer un trato.
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No, tú ya no me engañas.
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Está bueno.
:52:31
Bueno.
:52:35
Está bueno.
:52:37
- ¿Dónde puedo encontrar harina?
- No tengo ni idea.
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Mi pobre hija se va a morir
de inanición
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si no consigo harina.
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Un día de estos vamos a ir
con las escopetas
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a matar a todos los campesinos.
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- ¡Todos nosotros!
- Así hablan los hombres.
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Como lo hagas te vas a enterar.
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¿Por qué te metes?
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No nos comprende.
No tiene hijos.
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¿Qué has enseñado tú
a tus hijos?
:52:59
A mí tú no me das lecciones.