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¿Querida, quien ha llamado?
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Una de las mujeres.
Una vecina
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¿Algo va mal?
Parecías preocupada.
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No, no pasa nada. Si no le importa
tengo muchas cosas que hacer.
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- Si puedo ayudar de algún modo.
- Es algo tarde, ¿no?
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- Estoy interesada. Sólo quería...
- ¿Tú interesada por mi?
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No me juzgues. No debo ser
juzgada por ti. Todavía soy tu madre.
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- Si, lo se.
- Si, Margaret, lo soy.
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Y se algo mas de la vida y de vivir
de lo que te puedes imaginar.
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Imagino que sabes un montón
sobre la vida y como vivir, madre.
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Eres muy fría Margaret.
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Nunca he podido hablarte.
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Cuando aquello paso me preguntaba...
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si podría explicártelo cuando
tuvieses edad para escuchar.
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Como podría hacerte entender lo que
el amor de Dios puede hacerle a una mujer
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Claro, era puro y hermoso.
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No soy una fulana, Margaret.
Por favor, entiendelo.
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No soy una fulana.
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Lo que me paso pudo
pasarle a cualquier mujer.
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No quiero oirlo.
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¿Sabes lo que me
gustaría Margaret?
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Me gustaría que algún día
te enamorases de verdad.
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Estoy enamorada, madre.
De mi marido.
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Si, por supuesto.
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Margaret, te casaste con el primer
chico agradable que paso.
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- Mama.
- Quizá fue por mi culpa, pero...
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Discúlpame madre.
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Te veré luego Margaret.
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Buenos días
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Creo que tenemos una caja de
cereales que le pertenece.
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- Leí ese libro anoche.
- ¿Que le pareció?
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Comprendí lo que me dijo. Altar
No ve el mundo con mucha claridad.