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¿Por qué tardaste tanto en volver
del colegio ayer por la tarde?
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¿Ayer? ¿Ayer? ¿Ayer qué fue?
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Ayer fue jueves.
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Ah, sí. ¿Llegué tarde?
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Sí, llegaste tarde.
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Acabas las clases a las tres
y no llegaste hasta las seis.
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Es verdad, es verdad. Michele y yo...
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nos quedamos a ver
jugar al fútbol americano.
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¿En la Reina Gélida?
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¿Cómo que la Reina Gélida?
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Pasaba por allí con el coche
y me pareció verte dentro.
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Sí, paramos a tomarnos un batido.
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¿Qué importancia tiene?
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Estabais sentadas en una mesa
con dos chicos.
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Roy y Rex se sentaron con nosotras.
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Los cocapitanes del equipo de fútbol.
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Creía que había quedado claro,
nada de citas.
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¿Cómo que nada de citas?
Sólo se sentaron en nuestra mesa.
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No quiero que andes con ellos.
Tienen la mente muy sucia.
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¡Mira quién fue a hablar
de la mente de nadie!
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No te salgas por la tangente.
¡Nada de citas!
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No era una cita.
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¡Era una cita!
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No era una cita.
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Fuera lo que fuera lo que tuviste ayer,
que no vuelva a repetirse.
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Siguiendo con el mismo tema,
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¿por qué llegaste tan tarde
el sábado por la tarde?
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El sábado fui a clase de piano.
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¿A clase de piano?
Creía que era los miércoles.
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No, ha cambiado al sábado,
¿no te acuerdas?
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De dos a cuatro, la Srta. Starch, piano.
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Pregúntaselo a Michele. Estaba conmigo.
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"Pregúntaselo a Michele",
siempre dices eso.
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Pues para variar,
voy a preguntarte algo sobre Michele.
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No puedes tenerla. Pertenece a un marine.
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Pasaré por alto esa idiotez de chiste.
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¿Por qué me lanza miradas escrutadoras
cada vez que viene a casa?
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¿Cómo voy a saberlo?
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¿Le has contado algo sobre nosotros?
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No. ¿Y tú?
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-¿No le has contado nada?
-¿Crees que estoy loca?