:52:03
- Venimos de lejos.
- ¿Atenas?
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No, por Dios.
¿Has oído hablar de Esparta?
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Sí. Allí se habla poco y se lucha mucho.
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Comen un caldo negro
que te revuelve las tripas.
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Y las chicas van por ahí desnudas.
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- Eso es lo que he oído.
- ¿Cuándo?
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- Cuando era joven.
- Efialtes, trae más leche.
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No.
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Me voy a cuidar a las cabras.
Anoche oí a un lobo en las montañas.
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- ¿Es tu hijo?
- ¿Crees que tendríamos un hijo así?
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No sabemos de dónde viene.
Apareció de repente.
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Dijo que se había peleado
con la gente del valle.
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Tal vez sea un esclavo fugitivo. O un ladrón.
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Pero en las montañas, todos somos iguales.
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¿Has oído algo acerca de los persas?
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Los veremos cuando está despejado.
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Ven conmigo.
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Mira entre esas dos montañas.
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- ¿Llevan ahí mucho tiempo?
- Varios días. Y siguen llegando.
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Cada día se ven más fogatas.
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Suerte que no hay
más camino que las Termópilas.
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La suerte es que los persas
no conocen el otro camino.
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- ¿Hay otro?
- Sí, un camino de cabras.
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Atraviesa las montañas
y acaba al otro lado del desfiladero.
:53:44
Ya no lo usa nadie, pero todavía sigue allí.
:53:47
He de avisar a mi gente. Si los persas
lo descubren, quedarían atrapados.
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El rey Jerjes pagaría mucho oro
por esta información, ¿no crees?
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Vamos adentro.
Empieza a hacer frío. Hablaremos allí.