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Llévala adentro.
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Llévala en brazos.
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Con cuidado. No le hagas daño.
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Las cabras tienen
más sesera que los hombres.
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¿Quién entiende a los dioses?
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Crean jóvenes encantadoras
y luego las convierten en esposas.
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- Hace años que no vemos a nadie.
- Sois muy amables por acogernos.
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Hemos vivido en las montañas
criando cabras toda la vida.
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Estará mejor por la mañana, pero tiene
los pies hinchados y llenos de heridas.
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- Venimos de lejos.
- ¿Atenas?
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No, por Dios.
¿Has oído hablar de Esparta?
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Sí. Allí se habla poco y se lucha mucho.
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Comen un caldo negro
que te revuelve las tripas.
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Y las chicas van por ahí desnudas.
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- Eso es lo que he oído.
- ¿Cuándo?
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- Cuando era joven.
- Efialtes, trae más leche.
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No.
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Me voy a cuidar a las cabras.
Anoche oí a un lobo en las montañas.
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- ¿Es tu hijo?
- ¿Crees que tendríamos un hijo así?
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No sabemos de dónde viene.
Apareció de repente.
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Dijo que se había peleado
con la gente del valle.
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Tal vez sea un esclavo fugitivo. O un ladrón.
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Pero en las montañas, todos somos iguales.
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¿Has oído algo acerca de los persas?
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Los veremos cuando está despejado.