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Pero si ese inútil dejado de la mano
de Dios ha dicho una palabra...
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Si ese diablillo ha hablado...
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nos sentamos, hablamos, lo pensamos,
y decidimos cómo actuar con calma.
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¿Sí? Y mientras estamos aquí sentados...
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pensando y hablando con calma...
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nos cuelgan del cuello.
Y nos dicen: "Acompáñeme, por favor".
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No, gracias.
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Tú nos has metido en esto.
Ya puedes ir pensando en cómo sacarnos.
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A partir de ahora,
Bill Sikes se toma la justicia por su mano.
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Estas manos.
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¿Has oído alguna vez a un pollo
cuando le retuercen el pescuezo?
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No estoy seguro...
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Chillan, Fagin, chillan.
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No emiten un sonido muy bonito.
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No, Bill.
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Y luego mueren, ¿verdad?
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Sí. Quiero decir, no.
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Dicen que algunos incluso empiezan
a chillar antes de que suceda.
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Tienen lo que podría Ilamarse
una premonición.
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No estarás teniendo una premonición
de esa clase, ¿verdad?
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No, Bill. Mis labios están sellados.
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Me alegro. Porque si alguien
de aquí me delata a la justicia...
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y llega a mis oídos, lo pagará tu cuello.
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Tu esmirriado y viejo cuello.