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es usted extremadamente aburrido.
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Nuestros expertos le consideran
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"Increíblemente aburrido,
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sin imaginación, sin redaños,
fácil de dominar...
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Sin sentido del humor, tedioso,
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irreprimiblemente soso y pelmazo."
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En muchas profesiones
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esto es un inconveniente,
en la suya es una ventaja.
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Soy así porque la contabilidad
me ha hecho así.
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¿Pueden ayudarme?
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¿Tiene idea de lo que quiere ser?
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Sí, la tengo.
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- ¿Cual?
- ¡Domador de leones!
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Ya.
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Bueno, es todo un cambio.
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De contable a domador.
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¿No sería mejor ir paso a paso,
pasando por la banca...
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- o los seguros?
- No esperaré.
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Quiero empezar ya.
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Mañana a las nueve
quiero ser domador.
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Bueno, ¿qué preparación tiene?
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Tengo un sombrero.
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¿Un sombrero?
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Sí, de domador. Lo lleva escrito.
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Pone "Domador de Leones"
en letras de neón.
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Para domarlos de noche,
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cuando están más cansados.
De día lo apagas
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y puedes descontártelo
como gasto profesional.
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- Según el párrafo 335.
- Sí, entiendo...
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El problema es que...
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si llamo al circo y digo "verán,
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tengo un contable de 45 años
que quiere ser domador"
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No creo que pregunten
"¿Tiene sombrero?"
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Preguntarán qué experiencia tiene
con leones.
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Los he visto en el zoo.
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- Estupendo.
- Sí.
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Sí, criaturas peludas con patas
cortas y nariz larga.
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Puedo domar una de esas.
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Parecen bastante dóciles.
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- ¿Cómo de altos son?
- Como así.
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No me asustan nada.
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- Ya, ¿y comen hormigas esos leones?
- Correcto.