:48:02
- Podías haber ido a un hotel.
- No sabía que lo tenía.
:48:05
- Metió el dinero en la gabardina.
- Venga ya, déjate de tonterías.
:48:10
¡Es cierto!
Supongo que no quería avergonzarme.
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Admítelo,
es poco creíble.
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Tan poco creíble como dormir
en un albergue teniendo dinero.
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Si hubiese sabido que lo tenía,
no hubiese ido allí.
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- Puede que sí.
- ¡Has olido esa chaqueta!
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- ¿Irías allí por gusto?
- No era para tanto lo de la chaqueta.
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- Es sospechoso querer limpiarla.
- ¿Por qué?
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En casos sexuales analizan la ropa.
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¡Apestaba, por Dios!
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Por eso lo hice,
y tú lo sabes.
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Barbara,
juro que digo la verdad.
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¿Crees que tengo aspecto
de asesino sexual?
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¿Me imaginas en busca de mujeres
para estrangularlas con una corbata?
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Es ridículo.
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Además sólo tengo dos.
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Bueno, es cierto,
la chaqueta olía un poco mal.
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Y si hubieses sabido lo del dinero,
no hubieses dormido con viejos.
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¿Entonces me crees?
:49:10
Muchos no te creerían.
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Gracias.
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Tengo que estar loca para dejarme
abrazar por un supuesto estrangulador.
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- Es porque confías en mí.
- Sí, supongo.
:49:28
¿Qué vamos a hacer?
¡La policía te estará buscando!
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No lo he pensado todavía.
:49:33
Les tendrás que contar lo que pasó.
:49:36
- No puedo.
- ¡Tienes que hacerlo!
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- No me creerán.
- Yo te he creído.
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Tú no eres la ley.
Seguro que soy su único sospechoso.
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Tienes que convencerles
de que busquen a otro.
:49:47
Con mirarte sabrán que no eres
un sádico asesino.
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¡Dicko!