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Increíble.
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Yo solía ser luchador.
No hay mesas.
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- Aquí hay una mesa. Disculpe.
- Me parece bien.
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- ¿Luchabas, eh? Buen sitio.
- Sí.
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Dame una patada, cielo.
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Me ha hecho la raya del pelo.
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¡Venga, chicas, a por ellos!
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Vamos a empezar la puja.
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No voy a aceptar menos
de 100 dólares.
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Hay que empezar la puja.
Dame 100.
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- Sal por nosotros, Ox.
- No puedo.
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- Has dicho que eras luchador.
- Casi siempre perdía.
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Pero son tías.
Son débiles y blandengues.
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- ¡Necesito 150!
- ¡Ciento sesenta!
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¿Alguien da ciento setenta y cinco?
¡Ciento setenta y cinco por aquí! ¡180!
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- No me parece justo.
- ¿Justo?
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¿A quién le importa lo que es justo?
¡El mundo no es justo!
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¿Es justo que tú nacieras así? ¡No!
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No se esperan a alguien como tú.
Esperan que salga algún payaso.
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Tú eres diferente. Eres raro.
Eres un mutante. ¡Eres un asesino!
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¡Eres un experto asesino!
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¡Eres una fina y peligrosa
máquina de combate!
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¡Lo haré!
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- Bien. Dame el dinero.
- ¡Cuatrocientos trece pavos!
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Mi amigo. ¡Aquí mi amigo
el grandullón va a pelear...
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...por 413 dólares...