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Un honor, señora Vergerus.
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Es mi penoso deber,
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como el administrador de justicia,
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Tener que informarle de las terribles
circunstancias
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que rodean la horrible muerte
de su esposo.
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Aún más, de acuerdo con la ley
de esta tierra,
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y en la presencia de un testigo,
el inspector jefe Jespersson,
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debo conducir una corta y, se lo aseguro
respetuosa interrogación,
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Por lo cuál le pido disculpas.
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Su marido,
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Su Gracia el Obispo,
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perdió su vida esta mañana
bajo circunstancias terribles.
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¿Pudiera, madam?
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Creemos que podemos determinar
el curso de los eventos.
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La señorita Elsa Bergius,
gravemente enferma, yacía en cama.
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En la mesita de noche estaba una
lámpara.
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Por un desgraciado accidente,
la lámpara cayó en la cama
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prendiendo su camisón,
pelo y ropa de cama.
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Como una antorcha,
ella corrió por la casa
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llegando a la recámara
del obispo.
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De acuerdo con la hermana de Su Gracia,
la señorita Henrietta Vergerus,
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él estaba en un sueño profundo
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gracias a un somnífero
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que usted le había dado esa noche.
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Después de una acalorada pelea
con su marido,
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usted abandonó la casa
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a las 4:20 a.m.
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La señorita Bergius se agarró
de él,
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quemando su ropa de cama y
su pijama.
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Su Gracia despertó
logrando librarse
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de la moribunda mujer
que todavía ardía.
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Pero no pudo extinguir las llamas