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Vámonos a mi casa.
Cinco minutos...
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Espero a alguien.
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Mi médico es muy considerado.
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Tenemos largas conversaciones.
Se llama terapia conversacional.
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Él habla de sí mismo,
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luego me folla lentamente,
sus manos están frías y sudorosas.
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Es un pobre diablo, seco y débil.
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Esperas a alguien.
¡Qué raro!
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Nunca has esperado a nadie.
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-¿A quién?
-No es asunto tuyo.
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Tienes razón.
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Mi médico llama a Mikael,
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y así mi marido y mi médico hablan
de Rakel y su estado,
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Mientras Rakel está tumbada
en el suelo, masturbándose.
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¿No has pensado que quizá
lo hagan por tu bien?
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Estoy convencida de que
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ellos están convencidos de
que lo hacen por mi bien.
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¿Por qué no cambias de médico?
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¿Para qué?
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Me dan el cuidado que necesito.
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Tengo un cubículo blanco
a mi entera disposición.
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Allí puedo guardar mis gritos,
mis plegarias,
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mis vómitos y mi miedo.
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Soy una privilegiada,
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y estoy muy agradecida.
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¿ Volveré a interpretar
un gran papel?
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¿Tienes mucho miedo?
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¿Me matará el miedo?