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Mi religión es el béisbol.
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He probado todas las religiones mayores
y la mayoría de las menores.
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He adorado a Buda, Alá,
Brahma, Visnú, Siva...
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a los árboles, a los hongos
y a Isadora Duncan.
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Sé ciertas cosas.
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Por ejemplo, hay 1 08 cuentas
en un rosario católico...
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y 1 08 puntadas de costura
en una pelota de béisbol.
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Cuando me enteré,
le di una oportunidad a Jesús.
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Pero no resultó.
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El Señor hizo que me sintiera
demasiado culpable.
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Prefiero la metafísica a la teología.
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Verán, no hay culpa en el béisbol...
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y nunca es aburrido.
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Es como el sexo.
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Todo jugador que se acostaba conmigo,
tenía el mejor año de su carrera.
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Hacer el amor es como batear.
Te tienes que relajar y concentrar.
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Además, jamás me acostaría con nadie
que batee menos de 250...
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a menos que meta muchas carreras
o que tenga un guante excelente.
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Yo les imparto cierta sabiduría
sobre la vida a estos muchachos.
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Puedo abrirles la mente.
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A veces cuando estamos solos...
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les leo cosas de Emily Dickinson
o Walt Whitman.
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Los muchachos son muy dulces,
siempre me escuchan.
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Claro que escuchan lo que sea,
si creen que es un juego sexual.
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Yo los hago sentir confiados
y ellos me hacen sentir segura.
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Ybonita.
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Claro, lo que yo les doy
dura toda una vida.
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Lo que ellos me dan
dura 1 4 2 partidos.
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A veces parece un mal canje...
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pero así es el béisbol.
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¿Quién puede olvidar Frank Robinson
por Milt Pappas, por Dios?