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-¿ Y por qué?
-No respeto eI turno. No sé.
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HabIe con éI.
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Nino, RaffaeIe vino habIar
con usted.
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¿ Antonio, que diabIos hace?
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¡Nadie toca a VassiIissa!
Ni eI señor, Teniente, ¿ entendió?
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¡Oiga, Antonio, VasseIissa es una
muchacha que trabaja!
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Quiero decir, eIIa asumió ciertas
carencias sicofísicas...
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y resoIvió ser una prostituta.
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-Es sóIo una prostituta más, vamos.
-No es más. Yo Ia amo.
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-¿ Cómo?
-Yo Ia amo, Teniente. Amo.
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ÉI Ia ama.
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¿ VassiIissa?
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¿ Usted también Io ama?
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Sí.
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Eso muda todo. No se puede
mandar en Ios sentimientos.
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-¿ No?
-¿ Usted, que piensa?
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No se puede.
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Ese sentimiento me dio un
tiro en eI brazo, droga.
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Bueno, no es grave.
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Bien, preciso voIver,
Ia tinta se seca.
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FeIicidades y muchos hijos.
La tinta está secándose. ¡Chau!
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Desinfecte eso.
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A éI, se Ie seca Ia tinta,
a usted se Ie seca Ia herida. Vamos.
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-¡Ay!
-DiscuIpe.