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...porque creíamos que Dios tenía que oír
un deseo hecho tan cerca del cielo.
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E hicimos un montón de deseos allí...
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...pero principalmente uno solo:
que El Rey dejara de golpear a Bobby.
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Aunque siempre empezaba de nuevo
después de un tiempo...
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...luego de formular los deseos,
él siempre paraba.
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Así que sabíamos, sin lugar a dudas,
que El lugar de los deseos funcionaba.
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Estaba muy alejado del cielo
para que Dios los oyera a todos.
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Pero Dios sí oyó un deseo
que Bobby pidió miles de veces ahí arriba.
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Y yo ni siquiera lo sabía.
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Un día, descubrimos en parte cómo ese deseo
se haría realidad.
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Era el jardín...
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...más grande que he visto.
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Creo que es un campo de golf.
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No puede haber muchos de éstos.
Si no, ocuparían todo el mundo.
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¿Por qué esos tipos golpean las pelotas
y las tiran al agua?
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Me parece que no lo hacen a propósito.
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Carajo.
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Sí, debe de haber como 11 millones
de pelotitas ahí.
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Eso me da una idea.
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¿Sí? ¿Qué?
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Valían algo.
No sabía cómo nos iba a ayudar...
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...pero sabía que estaríamos mejor
con dinero que sin él.
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Recupere sus pelotitas.
30 centavos cada una.
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Dos por 25 centavos.
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Así que recogimos la mayor cantidad
que pudimos.
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Tengo ocho, chicos.