:55:04
Estás preciosa, Sabrina.
Y muy madura.
:55:08
- Voy a voIver a Ia fiesta.
- ¿Me vas a dejar aquí?
:55:11
¿Qué ha dicho David?
:55:12
No Io he visto en ese estado
:55:15
desde que Ie pegó en Ia cabeza
un poni de poIo.
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- Qué simpático.
- A eso se Ie IIama amnesia.
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Se Ie ha oIvidado totaImente
que está prometido. Te quiere a ti.
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Y yo Ie quiero a éI.
LIevo enamorada de éI toda mi vida.
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- ¡Por qué no un compromiso!
- ¿No te opones?
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¿Oponerme? ¿A ti? Es como si
se hubiera abierto una ventana
:55:36
y una brisa fresca hubiera entrado
en esta casa maI ventiIada.
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¿Cómo podría oponerme?
:55:41
¿Aunque Ia brisa venga deI garaje?
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Sabrina, estamos en eI sigIo XX.
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Gracias. Brindemos para ceIebrarIo.
:55:50
Siento que no sea David eI que
esté aquí. Todo queda en famiIia.
:55:57
Cuando Ie vi entrar
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estaba segura de que Ie mandaba
Ia famiIia para negociar conmigo.
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- ¿Negociar contigo?
- Como en una opereta vienesa.
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EI joven príncipe se enamora
de una camarera
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y se envía aI primer ministro
para sobornarIa.
:56:12
- ¿SobornarIa?
- Sí.
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ÉI Ie ofrece 5.000 coronas.
EIIa dice: "No".
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"¿10.000?"
"No".
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- ¿15.000 coronas?
- No.
:56:22
- ¿25.000 coronas?
- No.
:56:24
- ¿25.000 dóIares?
- No. ¿A qué vienen Ios dóIares?
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25.000 dóIares, Iibres de impuestos,
es mucho dinero.
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¿Qué insinúa?
:56:33
Es para que vaIga Ia pena.
Las coronas apenas se cotizan.
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Ningún primer ministro con dignidad
ofrecería coronas.
:56:40
Ninguna camarera con dignidad
aceptaría dóIares.
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Buena chica.
:56:44
¿Y cómo acaba Ia opereta?
¿Qué pasa en eI úItimo acto?
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No Io sé. Supongo que huyen
a América en un dirigibIe
:56:53
con todos cantando aIegremente.
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- ¿Abren Ia cervecería en MiIwaukee?
- Sí.
:56:58
- "La cervecería deI Amor".
- Por eI amor.