Les Enfants du marais
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Y no tiene ningún valor.
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Me lo dieron en la cooperativa
por comprar mucho.

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Lléveselo.
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No saben lo encantada
que estoy de tener visita.

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Sin ustedes
y con un tiempo así,

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me habría puesto muy triste.
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¡Sr. Pignole!
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Hay una dama.
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Pida al menos permiso.
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¿Le molesta que fume,
Sra. Mercier?

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En absoluto, Sr. Riton.
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Además, yo voy a tomar
también un poquito...

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Sr. Amédée,
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sin cumplidos.
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¿Ves? Para fumar
sólo hay que pedir permiso.

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Qué buen tiempo hace.
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Ya lo dice mi libro:
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"Lluvia a montones:
caracoles."

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¿No te inventas algunos
de esos proverbios?

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También dice: "El desconocido
molesta, el amigo apena."

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Esta vez tienes razón. Mañana iremos
a buscar caracoles. Ahí hay dinero.

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Pero temprano,
así que esta noche,

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nada de beber, a dormir.
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¿Te vienes?
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Así cogerías color.
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Encantado.
Nunca he ido a coger caracoles.

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Bien, entonces a las 6 en la parada
detrás de la plaza del mercado.

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¿Hecho?
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-¡Hecho!
-¡Hecho!

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No vayas tan deprisa.
Tane no se irá sin nosotros.

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-Tengo los pies hechos polvo.
-¡Venga!

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Hola, chicos, ¿qué tal?
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Después de la Vacherie,
saltáis en la cuesta, ¿no?

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Ya veréis,
hay un congreso de bourgognes.

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-Eres todo un maestro, Tane.
-Sí, como no sea del tren...

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Venga, nos vamos.
:55:58
¡Mis pies!

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