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cuyos gustos sexuales...
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iban desde lo agradable
alo brutal.
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en alimentar cada deseo depravado?
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Debido a su origen noble...
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la Srta. Renard tenía plena inmunidad
para hacer eso precisamente...
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infligiendo dolor y placer
con igual entusiasmo.
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Hasta que un día...
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se encontró amerced de un hombre...
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tan perverso como ella.
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Un hombre cuya destreza
en el arte del dolor...
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excedía la suya.
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¡Por favor!
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Qué fácilmente, querido lector...
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uno pasa de ser ave de presa...
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a ser presa.
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Y con qué rapidez
algunos son despojados del placer...
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para entregárselo a otros.