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Madame...
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Ud. tenía razón.
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Yo no era el jefe de estas
celebraciones...
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sino el esclavo de ellas.
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Cuando lea esto...
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habré dejado este mundo
con un sólo lamento...
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y es que no pueda estar con Ud.
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En los últimos tres días...
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he llegado a comprender que atesoro
la libertad por sobre todas las cosas.
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Entre el Condé y Versalles...
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el camino es estrecho,
y he decidido marchar por él.
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Quizás Ud. encuentre un camino mejor.
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Su hogar está, creo yo, en el sur.
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Si es así, recuerde que hay un lugar...
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no muy lejos en Vaucluse...
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donde plantan árboles de
cerezas entre las vides.
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El sabor de las cerezas...
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se denota en el vino.
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El banquete de pescado fue
un éxito tremendo...
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aunque a las salsas, quizás...
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les faltaba el toque de perfección.
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Pero eso fue pasado por alto...
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con la excitación de declararle
la guerra a los holandeses...
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y con el nombramiento del Condé.
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Por supuesto...
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nadie se atrevió a decirle
la verdad al rey...
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y pronto el mundo se dio vuelta...
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Vatel se suicidó por culpa
del pescado...
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lo cual halagó a Su Majestad...
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y complació a sus cortesanos.