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¿Le sorprende que en Berlín
sea aún mejor?
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Heil Hitler.
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- Ya nos hemos visto, Coronel.
- Así es.
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- Soy el Secretario de Estado Bühler.
- Lo sé.
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- Coronel Schöngarth.
- Señor.
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Mayor Lange.
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Si necesitan algo,
no duden en solicitármelo.
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Mis felicitaciones para el hombre
que escogió este lugar.
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Fue el General Heydrich.
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Hermosa casa, de una época más refinada.
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¿Algún mensaje de mi oficina en Cracovia?
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No, señor.
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¿Adónde vamos?
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El Mayor ha recorrido un largo camino,
se merece un trago.
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Por aquí. Podrán degustar vinos
y otras exquisiteces de primera calidad.
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Pasen.
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Sí, la conversación les dará sed.
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Beban.
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¡Excelente!
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Guarde este libro.
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No fue construida para realizar reuniones.
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No son pisos como para botas.
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- ¿Era una residencia privada?
- Así es, privada.
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¿De quién era?
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Creemos que era propiedad de un judío.
Pero hay varias versiones.
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En la SS nos damos todos los lujos.
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- Siempre.
- Seguramente nos lo merecemos.
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No todos opinan igual.
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- ¡Heil Hitler!
- Hace más ruido que un camión.
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Habrán cambiado las correas y las bujías,
pero sigue sonando como un taladro.
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¿Podría alguien revisarlo?
¡No se puede oír nada allí adentro!
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Veo que el este está bien representado.
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Y llegamos antes que el resto.
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Le presento al Mayor Lange.
Está muy fatigado.
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No es cierto, disfruto mucho estar aquí.