:12:12
¿No fue Ud. el sastre de Noriega?
:12:15
Lo lamento.
¿Es un problema?
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No forzosamente.
Un tipo bastante apestoso, ¿no?
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Si me permite, señor...
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Cuarenta.
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Y la cintura...
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Deme la mala noticia.
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Un muy loable 34 y fracción.
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¿Y fracción?
:12:34
De su almuerzo,
pongámoslo así.
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Muy bien.
:12:39
¿Nunca la extraña?
¿A su patria? ¿Savile Row?
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Ah, el Row. Pues, verá...
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...sí y no.
:12:49
Nada se le compara,
pero cuando estuve ahí...
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...siempre me sentí opacado
por Arthur Braithwaite.
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Aunque Arthur Braithwaite
me alentó a que me desarrollara.
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-¿Era de la alta sociedad?
-Sí, de la vieja escuela, señor.
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Ahora, si me permite...
:13:10
Muy bien, señor.
:13:12
¿De qué lado se abrocha?
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Ahora se estila a la izquierda.
No creo que sea por la política.
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Nunca sé dónde está.
Sube y baja como manga de viento.
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-Decía usted...
-¿Decía, señor?
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Braithwaite. Que lo alentó
a desarrollar su talento.
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Sí, por supuesto.
Me acuerdo como si fuera ayer.
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Estaba cortando un saco de montar
a cuadros para Lord Braeburn.
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De la mejor tela de angora,
con cachemir.
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Levanté la vista y ahí estaba,
mirándome desde la puerta.
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Arthur Braithwaite, claro,
no el Lord.
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Era grande, imponente.
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Tenía una presencia...
Es difícil describirla.
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-Era el bigote.
-¿Bigote?
:13:52
Un gran bigote tupido,
lleno de sopa.
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-En mi época no tenía bigote.
-Lo veo, castaño brillante.
:13:59
Creo que nos están descubriendo.
Niega todo.