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Ah, sí. El vivero.
Es un pequeño comercio en Hawthorne.
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Comenzó siendo un servicio
para jardineros.
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Y seis años atrás,
abrí la tienda y...
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es lo único que he hecho bien,
como negocio, hasta ahora.
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Eso es maravilloso, Raymond.
Debería estar muy orgulloso.
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Pues, sí.
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Si pasa por el vecindario,
venga a visitarme.
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- Por supuesto que sí.
- De acuerdo.
:22:26
- Gracias.
- De nada.
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Debe ser papá.
Descuida, Sybil. Atenderé yo.
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¿Aló?
:22:47
Frank, ¿aún estás ahí?
:22:50
No otra vez.
:22:53
Muy bien.
:22:55
Adiós, cariño.
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- ¿De nuevo no vendrá a casa?
- No, regresará tarde.
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- Papá nunca quiere venir a casa.
- Por supuesto que sí.
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Pero está muy ocupado
y bajo una gran presión laboral.
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- ¡Sí!
- ¡Calla!
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¡Suficiente!
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Sybil, ¿sabes qué?
Envuélveme el plato del Sr. Whitaker.
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Iré a la oficina
y se lo llevaré yo misma.
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- ¿Hasta el centro de la ciudad?
- No es muy lejos.
:23:24
De todos modos,
los niños están bien.
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Conociendo al Sr. Whitaker, le evitaré
otra noche de galletas y café.
:23:32
Gracias.
:23:41
Vine a dejar algo
para mi esposo en el piso 12.
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- El Sr. Whitaker. Gracias.
- Muy bien.