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-Estuvo bien. Pudimos crear un lazo.
-No. Realmente, no.
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-¿Qué pasa?
-Nunca dejo las luces prendidas.
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¡Sorpresa!
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¿Qué le hicieron a mi casa?
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-¿No te gusta?
-¡No, no me gusta!
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Llama a Don Johnson
y dile que hallaste su departamento.
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No sé qué estarían pensando,
pero lo quiero como estaba. Pero ya.
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Está bien. Nada más relájate, ¿sí?
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No tocamos el cuarto de cerámica.
Queríamos darte atractivo sexual.
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Parece la casa de una estrella
de porno gay.
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Y aquí están, precisamente.
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¿Sabes qué? Ya basta, Trey.
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Qué descaro. No puedes cambiar mi
casa sin mi permiso.
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¿Y ese perro? Sáquenlo de aquí.
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"Polvo" no es mío, es tuyo.
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¿Mío? Yo no quiero un perro.
¿Qué es esto?
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Este perro era un olfateador
en la Unidad Canina.
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Parece un drogadicto.
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-Está para hacerte más agradable.
-Toda una perrera no lo logrará.
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¡Saquen estas cosas de aquí
y pongan mis cosas viejas!
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Y entonces, seré muy agradable.
Hasta entonces, nada.
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¿Cómo puedes rechazar esa cara?
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Muy fácilmente. ¡No, Polvo!
¡Vete de aquí!
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No seas así con el perro.
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Es sólo un perro.
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Ven acá, Polvo. Qué buen perro.
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Mierda.
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Quizá Mitch tenga razón.
Deshazte del perro.
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No sé. Me gustan sus instintos.
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Ten cuidado, Polvo.
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Bueno. Muévanse.