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No quiero que sigas con esa mierda.
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-¿De qué estás hablando?
-Deja esa basura.
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Dentro, hiciste lo que debías hacer.
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Hablo de ahora. De ahora en adelante.
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-No estoy metido en eso.
-No me trates como a un idiota.
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No lo hagas y punto.
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No lo hagas.
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Quiero hablarte de Jimmy.
Ten cuidado con él.
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Gana mucho, pero se arriesga demasiado.
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No voy a arriesgarme como Jimmy.
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Tommy es buen chaval, pero está loco.
Quiere demostrar demasiado.
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-Ten cuidado con ellos.
-Sólo los uso para algunas cosas.
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No me van a joder como a Gribbs.
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Tiene 70 años y se va a morir en la cárcel.
No necesito nada de eso.
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Estoy avisando a todo el mundo.
Podría ser mi hijo, cualquiera.
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Gribbs cumple 20 años por saludar
a un maricón que pasaba droga.
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Eso no me va a pasar a mí, ¿entendido?
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Has salido porque te he buscado
un trabajo.
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No quiero líos.
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Si ves a alguien con esa mierda me avisas.
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A cualquiera.
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-De acuerdo.
-¿Vale?
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Sí. Por supuesto.
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Estuve una semana trapicheando
para colocar el material de Pittsburgh.
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Pero cuando lo pasé, tenía un pastón.
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Lo cortaba en casa de Sandy.
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Ella esnifaba más de lo que cortaba,
pero aun así, el negocio era redondo.
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Gané 12.000 dólares la segunda semana.
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Había pagado el primer plazo de la casa
y todo iba como la seda.
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Sólo tenía que decirle a Sandy
de vez en cuando que la quería.
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Era perfecto.
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Mientras trajera el material de Pittsburgh,
Paulie nunca se enteraría.
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En dos semanas el negocio había crecido
tanto que necesitaba ayuda.