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No los dejen hacerlo.
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-No se recibe la libertad.
-¡La libertad se toma!
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Todo el que ame el cine,
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-en Francia
-y en todo el mundo,
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está con ustedes.
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¡Está con Henri Langlois!
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Henri Langlois había creado
La Cinemateca.
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Porque le gustaba proyectar
películas y no dejar que se pudrieran.
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Proyectaba cualquier película,
buena, mala, vieja, nueva,
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muda, del oeste, thriller.
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Y los cineastas de la Nueva Era
aprendieron el oficio aquí.
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Aquí nació el cine moderno.
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Su financiación...
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¡La policía!
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A Langlois lo había despedido
el gobierno.
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Y todos los cinéfilos de París
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habían ido a protestar.
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Fue nuestra propia
revolución cultural.
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Por favor.
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¿Puedes quitarme esto?
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-Se me ha pegado a los labios.
-¿Qué?
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Que me quites el cigarrillo,
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se me ha pegado.
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Ok, sí, sí.
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Claro.
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Perdón.
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-¿Eres inglés?
-No, americano.
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Puedes apagarlo.
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¿Cómo te llamas?
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-Matthew.
-Vienes mucho por aquí, ¿no?
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Pero no hablas con nadie.
Nos preguntábamos por qué.