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¿Qué te contó tu padre
de tus obligaciones?
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Que fuese un buen caballero.
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Espero que el mundo y Jerusalén
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puedan albergar la rara excepción
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de un caballero perfecto.
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¿Has comido?
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La princesa Sibila de Jerusalén
y su marido, Guy de Lusignon.
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¿Cuántos caballeros
habéis encontrado en Francia?
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Cincuenta.
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¿Han jurado lealtad al rey?
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Por supuesto, Tiberias. Como es lógico.
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- Estás sentado a mi mesa.
- ¿No es la mesa del rey?
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¿Ah, sí?
Hace años que no veo al rey en ella.
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No puedo comer.
Me incomoda la compañía.
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En Francia, éste no podría heredar.
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Pero aquí no hay normas civilizadas.
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Tengo asuntos en oriente.
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Mi mujer no lamenta mis ausencias.
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O es la mejor de las esposas,
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o la peor de las peores.
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- ¿ Vais a ver a Reinaldo?
- No, mi señor. ÉI está mal visto.
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Yo soy miembro de esta corte.
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¿Por qué iba a asociarme
con ese alborotador?
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Por la mejor de las esposas.
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Dios bendiga Jerusalén.