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Chicago es una gran ciudad nueva.
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Y aquellos que crezcan con ella
serán ricos y poderosos...
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como siempre debí ser yo.
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Hay un auge económico
y prosperarán con él.
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Algún día serán hombres admirables...
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un orgullo para mi apellido...
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y todo el mundo
hablará con respeto de los O'Leary...
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y de cómo crecieron con la ciudad
y dejaron su huella en ella.
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Conserva tus fuerzas, Patrick.
Tú y tus grandes palabras.
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Es mi último aliento
y diré lo que tengo que decir.
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Ayúdenme a subirlo al carromato.
Necesitamos encontrar a un médico.
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Es inútil.
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Entiérrenme aquí...
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y que Chicago venga a mí...
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ya que yo no pude ir a ella.
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Molly...
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Santa María, madre de Dios,
dale descanso eterno a mi Pat...
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él cuya vida fue tan agitada en la Tierra,
pues era un buen hombre...
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con ambiciones decentes...
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y si alguna vez faltaba comida
o alojamiento...
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o si hacía falta alguien
con quien reírse y divertirse...
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sólo había que acudir
a Patrick O'Leary.
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Pero no necesito
decirte todo esto a ti...
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tú que lo sabes mejor que yo.
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Amén.
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Preparen los caballos, muchachos.