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Algún día quiero que me diga lo
que le oí decir a Ashley Wilkes.
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Te amo .
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Eso es algo que jamás me oirá
decir mientras viva.
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Sra. Wilkes, necesitamos
la vida de nuestros hombres. . .
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. . .pero no el corazón
de nuestras mujeres.
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Rescaté su anillo. Le expresaré
en persona mi admiración. . .
6:27:26
. . .por el sacrificio de
una gran dama.
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Qué encantador. Qué amable.
Es un caballero muy atento.
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¡Bobadas! ¿Por qué no menciona
mi sacrificio?
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P.D. Adjunto asimismo el
anillo de la Sra. Hamilton.
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¡Oh, qué encanto!
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¡Rhett, es precioso!
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¿Lo trajiste de París para mí?
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Ya es hora de
quitarse ese luto falso.
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La próxima vez te traeré
seda para un vestido a juego.
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Es mi deber para con. . .
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. . .Ios soldados procurar que nuestras
chicas estén guapas.
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¡Hace tanto que no estrenaba algo!
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¿Qué tal?
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¡Horrible!
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¿Por qué?
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La guerra hace que las damas
se olviden de la moda.
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¡Oh, Rhett! Déjame a mí.
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Pero Rhett,
no sé si me atreveré a llevarlo.
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Lo harás.
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¡Y otra cosa, esos bombachos!
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En París ninguna mujer
lleva bombachos.
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Qué. . . No deberías hablar
de esas cosas.
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No te importa que las sepa,
te importa que las diga.