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¿ Y qué?
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Cuestión de opinión, lo admito.
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También es cierto que trabajaste
en una cervecería. Pero no fue tan aburrido.
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Fue cada vez menos aburrido, hasta
que la mujer del jefe hizo que lo siguieran.
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- ¡No pudo demostrar nada!
- Pero los 500 dólares con que te compraron
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te trajeron directa a Nueva York, ¿verdad?
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- Esos 500 dólares te trajeron a Nueva York.
- Era una embustera. ¡Una embustera!
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Responde a mi pregunta.
¿No te pagaron por abandonar la ciudad?
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No hubo ningún Eddie, ningún piloto.
Nunca has estado casada.
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No fue sólo una mentira, sino un insulto a los
héroes muertos y a aquellas que los amaron.
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En San Francisco no hay un teatro Shubert.
Nunca has estado en San Francisco.
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Fue una mentira estúpida, indigna de ti.
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Tenía que conocer a Margo.
Tenía que decir algo, ser algo. ¡Gustarle!
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Le gustaste. Te ayudó y confió en ti.
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- Le pagaste intentando robarle a Bill.
- ¡No es verdad!
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Yo estaba allí. Te oí y te vi
a través de la puerta del camerino.
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Usaste mi nombre para chantajear a Karen
y que te diera el papel de Cora.
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- Me mentiste sobre ello.
- ¡No!
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He comido con Karen no hace ni tres horas.
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Como todas las mujeres que intentan
averiguar cosas, me contó más que yo a ella.
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Ahora, ¿quieres cambiar tu historia
sobre Lloyd aporreando tu puerta?
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Por favor, por favor.
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Que pueda desearte, de pronto me parece
el colmo de lo improbable.
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Pero ésa misma es probablemente la razón.
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Eres una persona improbable, Eve,
y yo también. Tenemos eso en común.
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También el desprecio por la humanidad,
la incapacidad de amar y ser amados.
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La ambición insaciable... y el talento.
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Somos tal para cual. ¿Me estás escuchando?