Julius Caesar
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:12:00
Y nosotros, mezquinos mortales,
caminamos bajo sus enormes piernas

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y atisbamos para ver
si encontramos una tumba ignominiosa.

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Los hombres son a veces
dueños de sus destinos.

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La culpa, querido Bruto,
no es de las estrellas.

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Es nuestra,
pues consentimos en ser inferiores.

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Bruto y César.
¿Qué tendría que tener ese "César"?

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¿Por qué ese nombre
ha de resonar más que el tuyo?

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Los dos son igual
de bellos y sonoros.

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Los dos pueden conmover
a los espíritus por igual,

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tano uno como otro.
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Ahora,
en nombre de todos los dioses.

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¿de qué se nutre este César nuestro
que se ha hecho tan grande?

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¡Vergüenza para esta época!
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Roma, ha perdido la crianza
de las sangres nobles.

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¿Qué época, desde el Gran Diluvio,
ha sido famosa por un solo hombre?

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¿Cuándo se ha podido decir de Roma
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que sus anchas murallas
contenían a un solo hombre?

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Tú y yo hemos oído decir a nuestros
padres que anta?o hubo un Bruto

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que habría soportado
que se estableciera el diablo en Roma

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antes que un rey.
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Me estimas.
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Sospecho lo que quieres decirme.
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Ya te diré lo que pienso.
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Pero ahora no, a su debido tiempo.
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Y no intentes conmoverme más.
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Consideraré
todo lo que aquí me has dicho.

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Y tiempo habrá
para tan importantes asuntos.

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Hasta entonces,
mi noble amigo, ten esto presente.

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Bruto preferiría ser un aldeano
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antes que considerarse hijo de Roma
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en las duras condiciones
que se nos están imponiendo.

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Celebro que mis palabras
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te hagan saltar
esas chispas de fuego.

:13:52
Terminaron los juegos,
César vuelve.


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