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Limosna para un ciego.
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...y el amor
más poderoso que el odio.
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Yo lo creo.
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Limosna para un ciego.
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-Ester...
-Judas...
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¡Vive!
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-¿Por qué están desiertas las calles?
-Se fueron al juicio.
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Mantente lejos de Messala.
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Sólo si puedo dejar de pensar
y de sentir.
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¿El juicio de quién?
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-Del joven rabino de Nazaret.
-Piden su muerte.
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Ese momento no ha llegado aún.
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La piedra que cayó de este techo hace
tanto tiempo sigue cayendo.
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-No puede ser verdad.
-¿Limosna?
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¿Qué hizo?
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Sólo que esta vez no te mandarán
a las galeras.
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-Que yo sepa, nada.
-Para un ciego. Para un ciego.
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Esta vez te destruirán.
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Ayuda para un ciego.
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Morirás.
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¡Mira!
¡Leprosos!
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¡Leprosos!
¡Fuera de aquí!
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¡Apártense!
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Tribuno, saludos de Quintus
Arrius. Él aguarda su placer.
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-¿Está aquí el cónsul?
-Quintus Arrius, el tribuno más joven.
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Agradécele. Tráelo a mí.
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No sabia que el cónsul tenía un hijo.
Es un campeón del gran circo.
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-¿Por qué me envía regalos?
-Quizás competirá contra ti.
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Mira.
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Es magnífico.
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Y es de un hombre que no conozco.
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Te equivocas, Messala.