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- ¡ Para!
- ...y modernos aseos...
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¿ Sabes que s¡ te peII¡zcas
eI codo n¡ se s¡ente?
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AIva, ¿ ent¡endes Io que qu¡ero dec¡rte?
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Sí. Que te vas.
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AIva, eI c¡eIo no es bIanco, s¡no azuI.
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S¡ te peII¡zcas eI codo muy fuerte,
dueIe una barbar¡dad.
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¡ No hay taIco
en Ios as¡entos, s¡no poIvo!
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No corre eI v¡ento en eI vagón.
De hecho, hace caIor
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porque este vagón
no se mueve desde hace años.
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- No me ¡mporta.
- ¿ Por qué Io haces?
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¿ Por qué te Io ¡mag¡nas todo? ¿ Por qué
haces que todo parezca espec¡aI?
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Porque Io es.
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No.
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Bueno, muchas cosas Io son.
Tú, Io que haces...
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Yo no soy espec¡aI.
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M¡ trabajo no son sóIo desp¡dos,
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pero se reduce s¡empre a Io m¡smo.
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- Pero v¡ajas.
- A c¡udades que son todas ¡guaIes.
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Pero v¡ves en Nueva OrIeans,
en Ia caIIe Bourbon.
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Ése es tu sueño, no eI mío.
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Entonces, ¿cuáI es eI tuyo?
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No tengo sueños.
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Lo s¡ento por t¡.
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Qu¡zá.
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¿T¡enes frío?
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No.
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No, es... como Ia tormenta de n¡eve.
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¿ Cómo?
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Ya sabes, como en Ia boIa de cr¡staI.
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- Bueno, se parece mucho.
- No vas a camb¡ar nunca.
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No qu¡ero pensar que te vas.
No me ¡mporta que sea verdad.