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Vaya, fíjate.
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Esto no se ve todos los días.
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Dos hombretones en pleno desierto
haciendo pulsos de pulgares.
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¡Oye, déjate de comentarios
ingeniosos y ven a desatarnos!
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A lo mejor.
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¡Ven aquí y desátanos ahora mismo!
¡Es una orden!
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¿Cómo que...?
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Y esto es para ti.
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El amor no es un lecho de rosas.
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Ojalá no lo hubieras hecho.
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Espero que ya te sientas mejor.
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Ahora ven a desatarnos.
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Oye, ¿adónde vas?
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¡A ver si encuentro indios
u hormigas rojas!
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Ojo con lo que dices.
Es una mujer, podría hacerlo.
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El del pico de oro eres tú.
¿Qué le digo?
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- Dile que es guapa.
- ¡Eres guapa, Billee!
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Debes ser sincero, John.
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Ya lo soy. ¡Billee, en serio!
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¡Estás preciosa ahí arriba
cuando te enfadas así!
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Billee, escúchame.
Escúchame, atiende a razones.
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¡Billee, te prometo a este hombre,
pero primero debo atraparle!
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Lo entiendes, ¿verdad?
¡Es una cuestión de honor, mi deber!
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¡Escúchame!
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Sé que soy tonto y pecador, pero...
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Pero aquí sólo soltarías a tu padre.
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Ya viene, John. Bien hecho.
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Muy bien, Billee. Ésa es mi chica.
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Cole, ¿tienes una navaja
en alguna parte?
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Sí. En este mismo bolsillo.
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Más abajo.
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- Bien...
- No, yo aún no estoy desatado.
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Dame la navaja, Billee.
Dámela, tú coge el revólver.