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Pusimos la película
y era evidente que estaban disfrutando.
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A Mickey le gustaba
y a su abogado también.
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Llegamos a la séptima bobina.
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Siempre recordaré
que era la séptima bobina.
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Pensé: "Es un bateador ambidiestro.
Me va a golpear con las dos manos".
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Llegamos a la séptima bobina y Gene
grita: "¡A la mierda Mickey Mantle!".
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Se echó a reír.
No podíamos creer que se riera tanto.
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Insistió en que no la parásemos
porque quería verla hasta el final.
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Dijo: "¿A la mierda Mickey Mantle?
No es ningún problema. Firmaré".
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"Quizá Hank Bauer
tenga un problema con eso".
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"¿Por qué, Mickey?", le pregunté.
Dijo: "Él me enseñó a ser una mierda".
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Se ofreció a llevarme al aeropuerto
y paramos a tomar algo por el camino.
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Luego volvimos a parar.
Perdí el avión, el de las nueve,
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el de las once, el de la una,
y a las 5.30 de la mañana siguiente,
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un hombre que se parecía muchísimo
a Mickey Mantle me llevó al aeropuerto,
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me metió en un avión
y me envió a casa con la carta firmada.
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Yo estaba emocionado,
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pero, cuando vean "¡A la mierda Mickey
Mantle!", sabrán por lo que tuve que pasar.
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Toda esta escena la escribió,
creo que en una noche, Pete Hamill,
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y, en todos estos años,
nunca he visto nada igual.
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Surgió de la máquina de escribir
tan rápido que no podía creerlo.
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En cuanto lo leímos,
Gene, John y los demás
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supimos que era definitivo,
que ése era el personaje.
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Antes, la escena se centraba
en el patriotismo de Popeye Doyle,
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lo que opinaba de los Estados Unidos
de América y qué sé yo,
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lo cual parecía
muy inapropiado para Popeye Doyle.