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Rooster J. Cogburn, acérquese.
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¿Es usted Rooster J. Cogburn,
sheriff del distrito de Arkansas?
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Ya sabe usted que sí.
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Un sheriff que mata
a 64 sospechosos en 8 años,
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quebranta la ley,
no la sirve ni la protege.
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Que quede claro:
Sólo murieron 60 de ellos,
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y lo hice por deber o en defensa
propia o porque huían de la justicia.
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Usted trabaja para este tribunal
desde hace casi dos lustros.
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Es usted un hombre fuerte
y valiente, Rooster.
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Y en algunas ocasiones ha cumplido
concienzudamente con su deber.
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Pero con demasiada frecuencia
ha actuado con un celo excesivo...
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¿Qué es un lustro? - Cinco años.
No me interrumpa.
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¡Escuche bien!
¡Esto es más que una reprimenda!
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¡Los inversores quieren que la ley
les proteja, no que los mate!
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¿De qué
le sirvió la ley a mi ayudante?
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¡Estoy orgulloso
de haber matado a sus asesinos!
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¡Por lo que parece usted no es capaz
de arrestar a nadie sin violencia
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ni tiros! El Oeste
está cambiando ¡pero usted no!
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Deme su placa. - Ahí fuera nadie
conoce esas ridículas leyes.
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¡Siguen disparando en la misma
dirección, es decir contra mí!
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¡Su placa, Cogburn!
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Está usted dejado. ¡Mire qué tripa!
Ya no puede abotonarse el abrigo.
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¡Bebe demasiado! - ¡No he
bebido nada desde el desayuno!