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¿Dónde aprendió a disparar
una dama tan fina como usted?
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Mi primer pretendiente me enseñó
el tiro y la equitación.
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¿Equitación?
- Eso: Caballos, montar a caballo.
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Yo sé hacerlo desde hace 10 lastros.
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¿Lastros?
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Desde hace 50 años.
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Entiendo. Por cierto:
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Ese pretendiente era un chico apuesto
pero un poco simplón.
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Supongo que mis modales le asustaban.
Pero me enseñó bien a tirar,
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¿no le parece?
- Bastante bien.
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¿Qué edad tiene?
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Digamos que ya pasó la medianoche.
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¿Cuánto pesa?
- ¡Caramba!
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No tenga nada contra las flacas.
Mi primera mujer era todo huesos.
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¿Estuvo casado?
- Ella me dejó.
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Como con Jack Spratt y su mujer,
pero a la inversa.
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Los Spratts llegaron
a un buen arreglo, lo reconozco.
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¿Le pagan por cada uno que convierte?
- No, no funciona así.
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¿No le pagan nada?
- No.
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¿Y no tiene dinero propio?
- Muy poco. - Me lo temía.
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¿Está buscando a una viuda rica?
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Supongo que tampoco sabe cocinar,
¿no? Es sólo una suposición.
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Entonces no le convengo.
¡Qué alivio!
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Tiene usted más determinación
que feminidad, es un hecho.
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Sí, sheriff...
Es un hecho.
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Aquí, lejos de la civilización
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apreciamos más a un buen tirador
que los encantos de una dama.
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Entonces estoy en el lugar idóneo.