1:05:11
- Denny, ¡regresa!
- De ninguna manera.
1:05:12
Jim, no te pueden arrestar
por sonar tu propia alarma.
1:05:16
Les diremos que
nos asustamos y corrimos.
1:05:18
- No voy a regresar ahí, ¿OK?
- ¡Tenemos que!
1:05:20
No. Mi padre haría cargos.
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- ¿A su propio hijo?
- Especialmente a su propio hijo,
1:05:24
y si Eduardo dice algo, ¡lo mato!
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- Denny, ¡regresa!
- ¡No!
1:05:29
¡Tienes que!
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¡Queremos que levantes las manos
donde podamos verlas!
1:05:40
¡Levanta las manos!
1:05:47
Está sosteniendo algo.
Parecen navajas.
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¡Tira las armas!
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Repito: ¡Tira las armas!
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Te lo voy a pedir una vez más. Ésta es
tu última advertencia. Tira las armas.
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Si no lo hace tendremos que abrir fuego.
No nos obligue a hacerlo, amigo.
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Tire las armas, ¡tírelas!
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¡Ahora!
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Parece que tenemos a un sicópata.
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- ¡Prepárense para disparar!
- ¡No!
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- ¡Señoras, hacia atrás!
- Esas no son sus armas, son sus manos!
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Por favor. Nosotros lo conocemos.
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Está bien. Pónganle las esposas.
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- Pero, ¿podemos verlo ahora?
- Tendremos que detenerlo toda la noche.
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- ¿Tiene que estar aquí toda la noche?
- Puede recogerlo en la mañana.
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¡Oh, Eduardo!
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Hola, Eduardo.
1:06:48
¡Oh, Eduardo, cariño!
Me culpo a mí misma.
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Por el nombre de Dios, ¿qué es lo que
te pasó por la cabeza, hijo?
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¿Por qué no te di un mejor ejemplo?
¿Viste como envidié a los padres de Jim?
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¿Qué ibas a hacer con esas cosas?