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Pensé en Ruth.
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Ella siempre dijo...
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que había un Dios aparte
para los niños.
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Así que les sonreí
y les pedí que me dieran el niño.
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¿Cómo pudo alguien pensar
que ese dulce y hermoso niño...
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podría ser una carga?
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Desde el momento en que nació,
Albert fue la alegría de mi vida.
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El regalo más grande de Dios.
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No creo que haya vivido en la tierra
un alma más pura.
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Lo tuve conmigo
hasta que cumplió los 30 años.
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Y luego se quedó dormido...
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y ya no despertó.
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A veces, no puedo esperar para llegar
al cielo para verlo otra vez.
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¡Rayos! Es un niño.
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Creo que deberíamos dar
una oración de gracias.
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Demonios, hija del diablo.
¡Lo logró! Salud por Ruth.
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Idgie siempre tuvo
una lengua muy suelta...
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frente al Reverendo Scroggins.
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Ruth tuvo un bebé.
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Lo llamó Buddy.
Buddy, hijo.
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Papá salió a pedir dinero prestado
para que Ruth e Idgie abrieran el café.
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El café ''La Parada del Silbato''.
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- Srta. Idgie, ¿podría abrir la puerta?
- Sí.