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aquella ternura no estaba
destinada a mí,
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era para la madre de su hija.
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Aquélla era su hija.
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Yo jugaba un papel circunstancial.
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Y apareció una niñera,...
... contratada en Suiza
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Querida, debes descansar.
La niñera se ocupará del bebé.
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El vínculo innato de la sangre.
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Yo no supe hacer valer ese vínculo.
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Elda actuaba como un implacable
guardián.
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Yo iba una y otra vez a ver a la
niña.
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O porque dormía o porque estaba
tomando el biberón...
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Elda me indicaba que no la molestara.
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Todo muy limpio,... todo en orden.
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Cuando le cambiaba los pañales podía
mirar, nada más.
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Han pasado cuatro años.
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Charlotte creció, empezó a hablar, a
caminar...
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y dejó de ser mi hija.
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¿Qué le habrán dicho?
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¿Qué estoy muerta? ¿Qué me fui de
viaje?
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¿No volverás a verla?
- No. Di mi palabra.
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Ahora ya no importa.
¿Y mi vaso?
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Ya está bien de darte la lata
con mis historias.
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Gracias.
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Mira, mi padre.
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Murió en un accidente, en Marruecos.
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Yo apenas tenía ocho años.
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Llevaba allí varios meses.
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Nunca supe porqué fue a Marruecos.
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Mi madre tampoco lo supo.
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Me acuerdo bien de él.
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Se reía siempre, se burlaba de todo.