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Vamonos, VaI.
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-¿Cómo habra sabido Io deI anuncio?
-¡Yo qué sé!
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Este tipo de cosas
ocurría ahora todos los días.
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El Raj Mahal, donde nos alojábamos todos,
era el único...
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hotel parajubilados
que quedaba en South Beach.
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-¿Estas bien?
-OIvídaIo. Ha sido un ataque de gases.
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¿Estas seguro?
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Nosotros cuatro...
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éramos los últimos veteranos
que aún seguían por aquí.
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Paso.
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Se los llevaban en camillas antes
que pudieras decir ""fibrilación ventricular"".
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Ysi tenía vistas al mar,
mejor que lo olvidara.
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Quiero que se Io imaginen todo
sin camas de hospitaI...
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y sin bombonas de oxígeno,
y con una mano fresca de pintura.
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A ver, ¿dónde estan Ias Iuces?
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Éste es.
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Ya conocen el dicho:
""El muerto al hoyo, los tatuados al bollo"".
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También para nosotros
era cuestión de tiempo.
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Tiene vistas.
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¡No, Bate!
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Bate conservaba su mal genio.
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Su médico decía que agotaba las pilas...
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del marcapasos
antes que los demás pacientes.
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Mirad. Jerry eI Chato nos envía
una bonita tarjeta de Navidad desde Boca.
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-Mierda.
-""El Lerdo""...
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-Cancer de oído.
-...seguía siendo ""el Lerdo"".
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Sin nariz, y ahora sin oreja.
Todo un cromo.
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¡Guau, qué Iujo de tarjeta!
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Mirad. Bonita, ¿eh?
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Y el Boca...
El Boca no decía ya ni una sola palabra.
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Constantemente rodeado
de tantas mujeres bonitas...
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con una próstata del tamaño
de una cebolla gigante...
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era como ponerle delante
un pastel a un diabético.
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Cuatro viejos matones esperando su hora
en un asqueroso hotel de Miami Beach.