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...santificado sea nuestro nombre,...
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...hágase nuestra voluntad...
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...aquí en la tierra
como en el cielo.
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Los criminales tienen armas
pero no saben disparar.
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Cada tiro del Galinha valía
por diez de la banda del Pequeño.
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El feo no podía soportarlo.
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Y empezó el contraataque.
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La favela, que era el purgatorio,
se convirtió en el infierno.
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Yo decidí largarme.
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Y fue así como empecé
a ser periodista.
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¡Qué foto más buena!
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Sólo puede ser de Rogerio Reis.
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Te he dicho que era de Rogerio.
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Como cualquier buen profesional...
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...empecé desde abajo,
desde muy abajo.
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Y sin tener ni idea
de lo que me esperaba.
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En vez de volver a casa,
volvía al periódico.
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Un colega de Ciudad de Dios
trabajaba en el laboratorio.
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Mira estas fotos.
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Gracias a él...
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...acabé acercándome
a lo que más me gustaba.
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- Hola, Rogerio.
- ¿Qué tal Pierre?
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Éste es Buscapé.
Es fotógrafo.
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Hola, Buscapé.
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- Admirador tuyo.
- ¿Sí?
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Tienes buen gusto, Buscapé.
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- Ya he acabado, me voy.
- Hasta luego.
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Es un tipo genial.
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Lo que debió ser
una venganza rápida...
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...se convirtió en una guerra.
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Ciudad de Dios acabó dividida.
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Los que vivían en un área
no podían ir a la otra.
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Ni a visitar a un pariente.
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Para la policía, todos los que
vivían allí eran criminales.