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a pocos kilómetros del gran templo
de Angkor Wat.
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Esta escena y los distintos planos
que veremos...
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Esta escena de seducción fue
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de las más complejas de rodar
pues tuvimos que esperar
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a que los dos amantes estuvieran
de humor para el amor.
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Ambos tigres
son actores profesionales,
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domesticados
y acostumbrados a las cámaras.
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Respondían a varias órdenes, pero
en el terreno de la atracción sexual
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sólo funciona
la llamada de la naturaleza.
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La imagen que estamos viendo
está filmada en Arpajon.
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En cambio, cuando vuelven a pasar
en esta persecución,
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estamos en Camboya,
rodada con seis meses de antelación.
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Las órdenes de los domadores
nos sirvieron para la persecución.
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Para eso no hace falta que los
animales tengan ningún día especial.
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Cuando filmamos en exteriores,
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estamos en el templo de Ta Prohm,
uno de los más célebres de Angkor.
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Gracias a la intervención del rey
y del primer ministro de Camboya
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gozamos de permisos excepcionales
para poder rodar
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en espléndidos entornos considerados
patrimonio de la humanidad.
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Por el contrario, cuando estamos
en el interior, como aquí,
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se trata de un estudio de Bangkok,
con un decorado construido
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por el equipo de decoración bajo
la dirección de Pierre Quefféléan.
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La razón es que el calor asfixiante
dentro de los verdaderos templos
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no favorece la actuación
de los tigres,
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incluida una escena tan caliente.
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Otras razones que nos decidieron
a reproducir las galerías interiores
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en estudio fueron la seguridad
de los animales, del equipo,
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y de los monumentos. Había piedras
que amenazaban con desprenderse.
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El decorado debía estar disponible
en cualquier momento
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pues estábamos a expensas de
la voluntad de los dos amantes.
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Lo llevábamos a todas partes,
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a la espera que los señores
se decidieran.
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He aquí uno de los escasos planos
en que los animales son creados
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por ordenador. Los verdaderos
murciélagos camboyanos