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¿Como en el infierno?
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No.
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Esperando.
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Hace mucho tiempo,
mi padre fue a pasear por el río.
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Y en el puerto, ve a un viejo
barquero mexicano, vestido con harapos...
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le paga cinco centavos, cruza
y no piensa demasiado en eso.
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Cuando vuelve a casa,
pone la mano en el bolsillo...
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y saca una moneda de oro
que antes no estaba ahí.
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Pero mi papá no podía dejar de pensar
en aquel pobre hombre.
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Cuánta comida podría comprar
con esa moneda.
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Así que al día siguiente
vuelve a cruzar el río.
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Y le da al hombre una moneda de oro.
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El hombre le agradece
y lo lleva al otro lado del río.
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Pero al llegar a casa, mete la mano...
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y ahora tiene dos monedas de oro.
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Lo mismo pasó al día siguiente,
y al otro día...
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cinco monedas.
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Luego 10, 20 y 40. Y así siguió.
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Se llenaron sus bolsillos.
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Y un día, el río se secó...
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el barquero desapareció y nunca volvió.
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Mi papá dijo que pensaba que era Charon.
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Y que le pagaba a los vivos...
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los que sacaba de los muertos.
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Por eso las guardé todo este tiempo.
Esas monedas están malditas.
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Son la deuda que pagaron los muertos.
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Si valen tanto, ¿por qué no las vendes
para que seamos ricos?
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El año pasado empeñé una
para comprar el camión.
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Y viste que molestia resultó ser,
probó mi teoría.
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Hay demonios.
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Y tienen un mal sentido del humor.
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Sigan. Lávate, pequeño.
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Papá, ¿por qué Deel estaba en la cárcel?