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Joseph, ¿está loco?
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¿Béisbol? ¿Lightcap?
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Conociendo las costumbres
de los líderes de Lochester...
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...el profesor está a punto de tener
una experiencia enriquecedora.
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Pásame las alubias.
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- Cacahuetes, cacahuetes.
- Vamos, Dockwoilor. ¡Dale!
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- Hola, Sr. Juez.
- Hola.
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Hola, Sr. Juez.
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Cacahuetes de Georgia recién tostados,
10 centavos el paquete.
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- Hola, su Señoría.
- ¿Cómo está, señor?
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- Srta. Shelley.
- Hola, Juez.
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- ¿Ha pasado algo?
- Connolly hizo un gran lanzamiento.
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Profesor Lightcap,
le presento al juez Grunstadt.
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- Lightcap. Encantado, señor.
- Mucho gusto.
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- Es un gran honor.
- Gracias. ¿Ha dicho juez...?
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Grunstadt. No habrá oído hablar
de mí. Pero su trabajo...
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Lo leo en la Revista de Derecho.
Le admiro mucho. ¿Quién no?
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Es profundo. Sí, austero.
Totalmente austero.
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Siéntese.
No está hecho de cristal.
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Sí, cómo le envidio, señor.
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La soledad de una biblioteca
sin nadie que lo distraiga.
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¡Se ha salido fuera!
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Pero yo trabajo en una brecha.
¿Ha oído hablar del caso Dilg?
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- Sí, sí.
- Eso sí que es mala suerte.
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La primera vez en diez años
que un caso atrae atención de fuera.
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¡Corre, idiota, corre!
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Y justo en pleno proceso,
el muy canalla sale volando.
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- Estaba preparando el veredicto.
- ¿Antes de que empezara el juicio?
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- Aún no habían aportado pruebas, ¿no?
- Pero era más culpable que Judas.
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- ¿Por qué lo sabe?
- No puede estar más claro.